jueves, 29 de diciembre de 2011
Desde Galicia con amor
jueves, 22 de diciembre de 2011
Cita antes de Navidad
lunes, 19 de diciembre de 2011
"CAMversaciones"
sábado, 10 de diciembre de 2011
El M&M
jueves, 1 de diciembre de 2011
(Estereo)tipos de chicos gays
jueves, 24 de noviembre de 2011
Bebedores habituales
martes, 15 de noviembre de 2011
La importancia de llamarse Paloma
martes, 8 de noviembre de 2011
Opciones para el soltero de hoy
jueves, 27 de octubre de 2011
Donde viven los doppelgängers
lunes, 12 de septiembre de 2011
Relativiza y vencerás
miércoles, 17 de agosto de 2011
El Mago de Roma
martes, 9 de agosto de 2011
Pensamientos y vivencias de un viejoven
sábado, 16 de julio de 2011
Cualquier tiempo pasado
martes, 5 de julio de 2011
La decepción
lunes, 27 de junio de 2011
Noche de chicas
miércoles, 8 de junio de 2011
Amina
viernes, 27 de mayo de 2011
Amigos
jueves, 19 de mayo de 2011
Yonki de farmacia
jueves, 5 de mayo de 2011
Instituteces
Hoy he presenciado una pelea entre dos compañeros de clase. Uno le echaba en cara al otro que no le hubiese dejado fotocopiar sus apuntes. No quedándose ahí la cosa, el cruce de acusaciones derivó en violencia física. Que nadie piense en dos machotes, puños de acero y narices sanguinolentas; eran más bien dos niñatos pegándole al aire, por miedo a acercarse demasiado y hacerse daño de verdad. El incidente terminó gracias a la novia de uno de ellos, en quien se ocultaba la verdadera causa de la pelea.
Esto me ha hecho darme cuenta de que, en realidad, nunca abandonamos el instituto. Es como si, a lo largo de la vida, nos dedicásemos a salir de uno para entrar en otro, sin llegar nunca a terminar esa etapa que no se expone a términos medios: el tiempo la idealiza como la mejor de las experiencias o la exagera hasta convertirla en una pesadilla.
Yo nunca he sido un estudiante modelo, pero la expectativa de pasar un año más del necesario en aquel lugar tan frío como un hospital y hostil como una prisión era más de lo que habría podido soportar, así que me las apañé para cumplir las expectativas que todo padre tiene sobre sus hijos y me gradué cuando tenía que hacerlo. El día que tuve en mis manos las notas finales –mi pasaporte a la siguiente parada- fue uno de los más felices de mi vida. Sentí en mi corazón la libertad que ahora sé –también en mi corazón- que nunca llegamos a tener. Podemos acercarnos, la podemos presentir, pero nunca poseer. La libertad, la mayor paradoja de todas.
Incluso la independencia que creemos alcanzar viviendo fuera de casa es irreal. Es verdad que poseemos más libertad de acción, que padre y madre no están lo suficientemente cerca para aplicar su autoridad. Pero mientras vivamos de nuestros padres poco importa que no vivamos con ellos. Seguimos atados; lo seguiremos estando hasta que podamos vivir de nosotros mismos y, tal y como están las cosas en el mundo, eso es algo que resulta cada vez más complicado.
La vida entera es un instituto, uno cuyo final definitivo no hace feliz a nadie.
sábado, 23 de abril de 2011
¿Qué hay en un libro?
En un libro podemos encontrar todo tipo de cosas, tantas como libros escritos, y muchas más. En un libro hay divinas palabras, impresiones y paisajes, correspondencia entre actos. Podemos encontrar nocturnos hermosos y malditos, el ruido y la furia de la tempestad; hay libros de los que emanan sentido y sensibilidad, otros están henchidos de orgullo y prejuicio.
Hay libros que albergan grandes esperanzas en tiempos difíciles; también los hay que exploran crimen y castigo a sangre fría; guerra y paz, los restos del día en esta tierra, el país de las últimas cosas. Sus historias nos han ayudado a enfrentarnos a los demonios de cien años de soledad, de siete noches, de once minutos.
Algún libro nos ha ofrecido el retrato de una dama, mientras que algún otro ha explorado las memorias dun neno labrego.
Los libros cuentan historias de amor, curiosidad, prozac y dudas; relatos de la edad de la inocencia, y la educación sentimental de los miserables.
Un libro es un atlas de geografía humana, un milagro en equilibrio, el sueño de una noche de verano, la vuelta al mundo en ochenta días. Un libro puede ser una tragedia en tres actos, aunque también puede ser casi un cuento de hadas.
Últimamente se dice que un libro es la crónica de una muerte anunciada, pero yo digo que es la noche eterna, el plan infinito, la suma de los días.
Los libros arden mal, porque no deberían arder. Deberían ser la historia interminable.
jueves, 7 de abril de 2011
Putas
lunes, 28 de marzo de 2011
Tres chicos solteros
viernes, 18 de marzo de 2011
Un día cualquiera
09:00. Suena This Is Your Life de The Killers. El día acaba de empezar y ya se han jodido dos cosas: la primera es la canción, que de tanto despertarme he terminado aborreciéndola; lo segundo es mi estado de ánimo. Detesto madrugar.
09:25. Echo un chorro de leche al café y, de pronto, no lo veo todo tan negro.
10:00. No conozco a nadie en el aula, así que me siento cerca de la puerta para ser el primero en salir. Nótese que todavía no ha empezado la clase y ya estoy pensando en marcharme.
10:10. Imparte la clase un profesor. Ningún maestro.
10:15. En diagonar hacia abajo en las gradas veo a un chico monísimo. La naturaleza le dio una espalda fuerte y una melena rizada y rubia; mi imaginación, ojos azules. Se gira para hablarle a la chica que se sienta a su lado. Se ríen de algo realmente gracioso. El profesor está demasiado absorto en su discurso como para darse cuenta de que nadie más lo está escuchando.
10:20. Me aburro. Empiezo a contar los colores del aula, pero enseguida lo dejo; no conozco tantos tipos de blanco.
14:00. Hora punta en el comedor de Medicina. Vengo aquí porque la comida es tan buena como barata: mucho.
16:00. Vuelvo a coincidir con el chico rubio monísimo de la clase de las diez. Esto promete.
17:00. A la salida de clase el chico rubio monísimo es recibido con un beso y un abrazo por un chico moreno monísimo. Mi gozo en un pozo.
17:15. Un té rojo con El Gran Gatsby.
18:45. No hay mucha gente en la biblioteca. La bibliotecaria y yo.
19:20. La bibliotecaria se queda sola.
19:50. Salgo del videoclub con dos películas. Me ha costado elegirlas. Cada vez me cuesta más tomar decisiones.
20:05. El piso está como lo dejé: oscuro y desordenado.
21:30. En cuanto termina la primera película me preparo algo de cenar. Ceno.
22:00. Meto la segunda película en el portátil. Una comedia. No me apetece pensar.
00:00. A la cama.
jueves, 3 de marzo de 2011
¿Qué es un adulto?
Un adulto sigue siendo un adulto a pesar de no comportarse como tal. Un hombre en plena crisis de mediana edad, que se emborracha y se acuesta con alguien distinto cada noche a pesar de estar comprometido, actuando como un niñato, no se comporta como el adulto que es, pero no por ello deja de serlo. Es inmaduro, patético, pero sigue siendo un adulto. Un crío que hace los deberes todos los días y ayuda a sus padres en las tareas domésticas es alguien que se comporta como todo un hombre, como una persona adulta. Pero sigue siendo un crío.
lunes, 14 de febrero de 2011
Algo sombrío
El que permanecía en el anonimato se atragantó al tomar un trago, quemando su garganta ya ronca de tanto reír a carcajadas. Alberto y Eloy le acompañaron. Lo que a ellos hacía tanta gracia, a mí me ponía los pelos de punta. Era un espectáculo grotesco.
Parecieron notar mi presencia, porque detuvieron el baile y las risas. Las sombras que los seguían, aunque se demoraron unos segundos más, pararon con ellos.
El tercer personaje, que me daba la espalda, miró alternativamente a sus dos compañeros y, mientras estos parecían relamirse con el veneno de sus intenciones, anunció:
-En mis dedos un escalofrío... Se aproxima algo sombrío.
Empezó a girarse, pero no llegué a encontrarme con su mirada, porque al segundo estaba despierto. De nuevo bañado en sudor y mareado, pero esta vez de verdad. Me había quedado dormido en el sofá mientras veía una versión de Macbeth ambientada en tiempos modernos, con mafiosos y pistolas sustituyendo a caballeros y espadas. Lo que funcionó una vez..., debió pensar el director de la película.
Me incorporé. A medida que me recuperaba del mal sueño, se hizo más evidente la vibración de mi teléfono móvil, que llevaba un rato intentando llamar mi atención. Era Alberto, con una pregunta que hacerme:
¿Salimos esta noche?