lunes, 27 de junio de 2011

Noche de chicas

Un bar de copas. Ese momento de la noche, ese punto de inflexión, en que los buenos se van a la cama y los malos se van a la barra. Un grupo de chicas, amigas de toda la vida. Ninguna de ellas espera ligar, aunque todas saben que acabarán haciéndolo, quieran o no. Mara, que tiene novio, se abstiene; ella se limita a beber: se abstiene de hombres, pero no es abstemia. Sabela se zambulle en la insondable oscuridad de su bolso en busca de un mechero para encender el cigarrillo que, impaciente, espera entre su dedo corazón y su dedo índice. Sale a la superficie con las manos vacías. Antes de alejarse del grupo para ir al servicio, Paula le presta el suyo. No ha alcanzado al grupo de chicas que hacen cola delante de la puerta cuando un chico se cruza en su camino. Tan inoportuno como un animal salvaje en medio de la carretera. Ella frena, y, como un conductor sobresaltado, libera su frustración con un resoplido. La manifiesta impaciencia de Paula no disuade al aspirante a conquistador, y empieza a preguntarle cosas. No demasiadas, porque todo lo que quiere es acostarse con ella, y así se lo dice. «Va a ser que no», le rechaza Paula. Su religión no se lo permite. Creyendo que es una de esas chicas que quieren llegar vírgenes al matrimonio, el chico esboza una sonrisa rebosante de cinismo. «No, no es eso. Es que no como cerdo». Las chicas lo han oído todo y estallan en una carcajada que empuja al chico hacia su grupo de amigos. A su regreso -¿Adónde ha ido Sabela?- le es devuelto su mechero, que enciende antes de guardarlo; pero el fuego nunca alcanza su cigarrillo, porque el camarero se lo impide. No está permitido. «Puta ley», maldice para sí mientras sale a la calle. Allí se encuentra a Sabela aplastando una colilla contra el pavimento, y, por una sencilla y nada halagadora asociación de ideas, Paula se acuerda del cretino de antes. Le cuenta la historia a Sabela, que reacciona con el mismo entusiasmo que las demás. «Perdona, ¿me das fuego?». Paula da fuego al chico. Moreno -de piel, ojos y pelo-, bastante mono; simpático, y eso ya hace que sea excepcional. Cuando se da la vuelta Sabela ha desaparecido. La muy puta es una buena amiga. El chico mono y simpático le sonríe. Paula, más molesta que curiosa, le pregunta qué le hace tanta gracia. Él, sin perder la sonrisa, suelta su respuesta, difuminada entre una nube de humo azul. Tras unos instantes de duda, Paula echa el freno de buena gana y sigue la conversación, sintiéndose agradecida con la nueva ley.

miércoles, 8 de junio de 2011

Amina

Amina tiene veintiséis años, tan solo un año más que yo. Amina ha desaparecido. Se la han llevado. ¿Por qué? Porque es siria, y es lesbiana. Seguiría en su casa, a salvo, de no ser porque ella no ha querido callarse, ni taparse. Han tenido que callarla y taparla otros. Ella tenía un blog, "A Gay Girl In Damascus" -ahora administrado por su prima-, que usaba como válvula de escape, como medio para compartir el paradigma de injusticia que era su vida y, tal vez, contribuir a un posible cambio. No era la única en su situación, de eso podía estar segura, y le gustaba pensar que sus palabras pudieran dar alcance a oídos amigos, a ojos que hubiesen llorado por razones parecidas. Objetivo cumplido.

Pertenezco a una generación que se limita a disfrutar de las victorias pasadas. Nuestros abuelos lucharon en la Guerra Civil, sufrieron la posguerra y vivieron la dictadura; nuestros padres contribuyeron en la Transición a la Democracia. Se nos ha dado por pensar que no queda nada por hacer, que se ha conseguido todo. Somos como el típico niñato malcriado que nunca ha tenido que trabajar porque, durante toda su vida, ha podido disfrutar de la fortuna amasada por un abuelo o un padre rico, sin conocer el valor del esfuerzo.

Amina se esforzó, y mucho, en participar activamente en la lucha por los derechos del colectivo LGTB. También escribió sobre el régimen que esclaviza la voluntad en su país.

En España se puede escribir un blog protestando por una injusticia, que nadie se te llevará. Tenemos derechos. Tal vez por eso pensemos que es igual en todas partes, que en todas partes las leyes amparan a un chico o chica homosexual.

Amina es árabe, lesbiana y siria, y por eso ha desaparecido. Yo soy español, gay, ¿y qué?