sábado, 23 de abril de 2011

¿Qué hay en un libro?

En un libro podemos encontrar todo tipo de cosas, tantas como libros escritos, y muchas más. En un libro hay divinas palabras, impresiones y paisajes, correspondencia entre actos. Podemos encontrar nocturnos hermosos y malditos, el ruido y la furia de la tempestad; hay libros de los que emanan sentido y sensibilidad, otros están henchidos de orgullo y prejuicio.

Hay libros que albergan grandes esperanzas en tiempos difíciles; también los hay que exploran crimen y castigo a sangre fría; guerra y paz, los restos del día en esta tierra, el país de las últimas cosas. Sus historias nos han ayudado a enfrentarnos a los demonios de cien años de soledad, de siete noches, de once minutos.

Algún libro nos ha ofrecido el retrato de una dama, mientras que algún otro ha explorado las memorias dun neno labrego.

Los libros cuentan historias de amor, curiosidad, prozac y dudas; relatos de la edad de la inocencia, y la educación sentimental de los miserables.

Un libro es un atlas de geografía humana, un milagro en equilibrio, el sueño de una noche de verano, la vuelta al mundo en ochenta días. Un libro puede ser una tragedia en tres actos, aunque también puede ser casi un cuento de hadas.

Últimamente se dice que un libro es la crónica de una muerte anunciada, pero yo digo que es la noche eterna, el plan infinito, la suma de los días.

Los libros arden mal, porque no deberían arder. Deberían ser la historia interminable.

jueves, 7 de abril de 2011

Putas


Tengo una amiga de la que dicen que es un poco puta. Un poco no es mucho, suele decir ella en broma. Un poco no es malo.

Dicen que es un poco puta porque siempre se la ve con chicos distintos. Se la ve poco con ellos, en realidad, porque al final de la misma noche que los conoce se los lleva a su piso -o se deja llevar al de ellos-, y a la mañana siguiente no se plantea volver a verlos.

A esta amiga mía le encanta el sexo y, como buena aficionada, aspira a conocer todo lo posible sobre la materia, lo que implica acostarse con un chico tras otro, porque cada uno le aporta algo nuevo, algo diferente que no ha encontrado en los demás. Acostarse siempre con el mismo implicaría, tarde o temprano, caer en la monotonía.

Debo aclarar una cosa: ella no se acuesta con cualquier tío. Se acuesta con muchos tíos, sí; pero a todos los elige ella. De hecho, me atrevería a asegurar que ha rechazado a un número mayor del que corresponde a los que se ha llevado a la cama.

No es que sea necesario justificar su comportamiento, porque es muy libre de hacer lo que le dé la gana, que la chica es mayorcita.

Tengo otra amiga. Conocida, más bien. Lo cierto es que me cae un poco mal. La cuestión es que ésta ha tenido tantos novios como la otra compañeros sexuales.

Esta chica-amiga-conocida no se mete en la cama con un chico que acaba de conocer; no siempre, en cualquier caso. Por eso, a ojos de los demás, no es puta. Ni mucho ni poco. Ella es ese tipo de persona a la que tal vez pierdas de vista durante un tiempo y, cuando reaparece -hayan pasado días, semanas o meses-, invariablemente lo hace de la mano de alguien diferente a quien estaba con ella la última vez.

Siempre tiene novio. Le duran poco, y el tiempo que tarda en encontrar un sustituto es proporcional al tiempo que tarda en dejarlo o ser dejada. Se "enamora" con una facilidad extraordinaria. Desde el minuto cero lo da todo por su chico; le cuenta su vida de principio a fin, sus temores, sus deseos, sus gustos, sus disgustos, sus alegrías; se olvida de sus amigos, porque invierte cada minuto en su nueva inversión como si ésta fuera la clave para convertirla en un valor seguro. Hace de cada una de sus relaciones un dúplex, y ella siempre es el piso de arriba.

Lo cierto es que se lanza a los brazos de cualquiera, porque cualquiera le parece válido como pareja. Lo importante es tenerla.

Ahora me pregunto: ¿quién es más puta? ¿La que se desnuda emocionalmente con el primero que pasa o la que se limita a quitarse la ropa?