lunes, 5 de julio de 2010

Un día muy especial

La canción dice que algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Yo añadiría que, cuando un amigo se casa, no se muere nada, pero definitivamente algo se remueve por dentro.
Sole se ha casado. Tras un año de espera, ha sucedido.
Hasta no hace mucho casarse, tener hijos o firmar una hipoteca parecían cuestiones realmente lejanas, propias de los adultos, una etiqueta que tardaríamos años en aceptar como propia. Ahora la gente de mi edad está haciendo todo esto y yo sigo con lo mismo de siempre. Sin ir más lejos, al mismo tiempo que Sole organizaba la que sería su boda, yo me ocupaba de los preparativos de mi Erasmus, una experiencia que durará tan sólo nueve meses; el matrimonio seguirá –o eso esperamos todos- hasta que la muerte los separe.
Fue un día de lo más emotivo, desde la ceremonia hasta el convite, pero durante la cena, mientras comentábamos lo impactante que había resultado ver a una amiga de nuestra misma edad dar un paso tan grande, todos coincidimos en lo mismo: para cualquiera de nosotros, casarse ahora sería una locura, impensable. “Somos demasiado jóvenes."
En ningún momento dejé de mirar alternativamente a la novia y a mis amigas. Mientras Sole brindaba en la mesa presidencial, acompañada de su familia, en la mesa de “las solteronas” las conversaciones oscilaban entre la posibilidad de asistir al siguiente festival de música y los últimos líos amoroso-sexuales de cada uno de nosotros. Mientras Sole bailaba con su marido –aún resulta chocante decirlo-, all the single ladies lo hacían bajo las atentas miradas de los amigos del novio. Mientras Sole se marchaba con la expectativa de que en pocas horas empezaría su luna de miel, lo único que los demás podíamos esperar al día siguiente era una resaca.
Me pregunto cuál es la realidad. Tal vez nuestra amiga, al igual que mucha gente empeñada en vivir adelantándose a lo que corresponde a su edad, se casó demasiado pronto. También existe la posibilidad de que el resto de mis amigos y yo seamos unos inmaduros aferrados a la efímera juventud. ¿Son ellos niños haciendo cosas de adultos? ¿O acaso somos nosotros adultos que hacen cosas de críos?
Hay quien dice que cada uno madura a su ritmo, por eso creo que Sole será muy feliz de ahora en adelante. Lo que empieza a preocuparme es ser yo el que esté madurando a un ritmo demasiado lento de acuerdo a mi edad.
Mientras escribo, se cuela por el rabillo del ojo el recordatorio de la boda. Los novios me agradecen haber estado con ellos en un día tan especial.
Sin duda lo fue.

9 comentarios:

Si me dices serie,... dijo...

Yo estoy en la misma situación y llegué a la conclusión de que son ellos, los que se casan, tienen hijos, etc. los que corren mucho. ¿Dónde queda eso de "a los 30 me caso"?, ¿es que ahora lo que se suponia que harías en la trentena lo haces antes de los 25?

Pues no señor, ¡viva el sindrome Peter Pan! xD

Alexandra dijo...

persoalmente no creo que ni tu amiga sea muy madura para su edad, ni tu muy crío para la tuya (basicamente xq tb me lo estaria llamando yo, jeje, es broma), tan solo creo, que cada uno tiene unas espectativas diferentes, mientras que a tu amiga lo que le hace mas feliz es casarse xq así lo cree, a ti, en este caso, es irte e erasmus. Además, todo entronca con lo que nos ha sucedido a lo largo de nuestra vida y nos sigue pasando, no tenemos una pareja, actualemente, x la que podamos sentir un amor tan grande que nos lleve al altar (gracias a Dios), cada cosa sucede en su momento, fuera de la madurez de cada uno, a tu amiga le ha tocado casarse, y a ti asistir a su boda, para el año será ella quien vaya a visitarse al lugar en el que estes de erasmus, mientras tu estas viviendo una esperiencia nueva, que ni ella, ni muchos ha vivido.
así que; ánimo machote.

Unknown dijo...

Todos nos hacemos mayores.Cada uno a su ritmo,pero acabamos cayendo.Yo lo de las bodas de amigos ya lo tengo superado, en nada empezarán los divorcios.jajaja

Alejandro Macías dijo...

Es que en realidad no creo que sea pijindie... está claro que hay ciertas cosas que tú comentabas como características endémicas de esa tribu pero es que eso de querer catalogar todo... tiene sus fallos ;) Yo soy yo, algo evidente pero que no está de más recordar.
:)

Ismael U. V dijo...

Casarse es una cosa muy linda si uno esta enamorado, pero si creo que uno debe ser consciente de todo lo que eso significa, sabrán aquellos que toman esa decisión lo que están aceptando? Estoy seguro que no todos lo comprendan del todo, pero a veces vale la pena tomar riesgos :)
Salu2 desde la nublada California.

Yagoloro dijo...

Holap!

Hacia ya un tiempo que no me pasaba por aquí (ya sabes, los exámenes... :P ), pero intentaré estar más atento en verano que ando "algo más libre"...
Me siguen encantando tus entradas, tanto por los temas como por la forma que tienes de describir cada detalle oportunanamente y de expresar tu opinión justa.
Mi respuesta será misma que la tuya, es decir, que cada uno madura cuando quiere y puede. Tú... ¿quieres madurar ya? Y sobre todo... ¿puede madurar ya?

P.D.: Me alegro por tu Erasmus, no lo sabía, :)

Bye bye.

Sabela Senn Lozoya dijo...

Uf, hace mucho que no entro por aquí. Qué decir, me imagino como debe ser estar en esa situación, pero realmente no creo que uno vaya adelantado y otro atrasado, simplemente hay diferentes tipos de personas. Sole será felíz seguro, y tu también, vive tu vida, y no te preocupes por coger un rumbo, total al final, ella escogerá sola :)

Edgardo G. dijo...

He aquí otro que opina que ni vos sos viejo, ni tu amiga es demasiado joven. Hay que desapegarse de esas creencias que atan todo a la edad y demás cuestiones sociales. Basta de medir, comparar, evaluar. Las cosas se dan a su manera y ya :) lo importante es que vos seas feliz con cada decisión que tomás en tu vida ;) sin importar el tiempo.

Anónimo dijo...

Cada uno decide como y cuando, no hay edad para hacer las cosas, ni para casarse, ni para estudiar, ni para enamorarse, ni nada... la edad no debe ser motivo para pararse..

nene, si es una buena amiga, sabrá mantener la amistad, ya lo veras,

Un beso cielo