Cuando me reúno con mis amigas no puedo evitar observarlas en silencio. Mientras ellas se intercambian los pequeños detalles sobre sus vidas durante los últimos días, yo me abstraigo por un momento y, sin darme cuenta, me dedico a enumerar los pequeños detalles de su apariencia y personalidad -más unidos de lo que puede parecer-, razones por las que las adoro incondicionalmente.
Durante este proceso descriptivo junto estos detalles mentalmente, como completando un puzzle -y mira que odio los puzzles-, y me imagino redactando con un teclado imaginario una breve y al mismo tiempo compleja descripción que almaceno en mi memoria para futuras referencias. Hay un elemento muy particular del género femenino que, si bien es cierto que los chicos también lo utilizamos, los de ellas tienen un pasado más lejano.
Estoy hablando del bolso.
Es curioso que algo tan accesorio llegue a definirnos tan bien -lo he podido comprobar recientemente-, como si con ello exteriorizásemos lo esencial de nuestra personalidad. Lo elegimos por razones puramente estéticas, que están basadas en nuestro gusto, y nuestro gusto forma parte de nuestra personalidad. Visto así no es tan extraño que nuestra estética nos dé pistas de lo que llevamos dentro.
Mara. 24 años. Estudiante universitaria. Desastre emocional que se extiende a los demás aspectos de su vida, desde su selvático dormitorio hasta el contenido del elemento que nos ocupa. Utiliza un "big bag" negro que, a pesar de su peso, lleva colgando del antebrazo. Dentro podemos encontrar desde los más razonables hasta los más absurdos elementos. Una cartera, un teléfono móvil, una cajetilla de tabaco vacía y una a medio acabar, varios mecheros que no funcionan y mi preferido, un rollo de papel higiénico, original sustitutivo del clásico paquete de cleenex que yo mismo he incluido en mi lista de indispensables.
Carmela. 24 años. Casi licenciada. "Pija alternativa", alma perdida que ansía encontrar su lugar en el mundo. En el proceso intenta ir ligera de equipaje, con un bolso pequeñito donde lleva lo justo. Tabaco, móvil y cartera.
Pili. 25 años. Periodista. La "chica buena", dulce, inteligente y responsable. Su trabajo le exige un bolso cómodo y funcional, que pueda combinar con su portafolios sin que abulte demasiado. Móvil siempre cargado a tope, carnet de prensa, maquillaje suave para retocarse cuando sea necesario, una grabadora, un bloc de notas y un bolígrafo.
Paula. 23 años. Recién licenciada. La "alegoría de la sinceridad". Es muy observadora, prueba de ello es el objetivo de la cámara fotográfica que lleva colgando de un hombro. Su carácter va parejo del afecto con que responde a sus amigos y es tan duro como el cuero con que está hecha su mochila, adquirida en una feria de artesanía, en cuyo interior nunca puede faltar el tabaco que calma sus nervios siempre a flor de piel.
Sabela. 23 años. La "despreocupación de ojos azules". Algún día aprobará las dos asignaturas que le quedan, mientras tanto vive la vida en una constante búsqueda de nuevos grupos musicales que descargar en su ipod, objeto clave de su iconografía personal, que lleva en un bolso encontrado en alguna tienda en Londres o Amsterdam, ciudades del mundo que mantiene como referentes.
Ana. 24 años. Trabajadora social. El tabaco que siempre está intentando dejar y un mechero siempre a punto son los dos únicos objetos que nunca faltan dentro de su bolso de mano. Estudiar unas oposiciones y volver a casa de sus padres tras no ser renovada en su último trabajo le está poniendo verdaderamente difícil desengancharse.
Conclusión: los ojos son el reflejo del alma. El bolso -o lo que se guarda en él-, sin embargo, lo es de la personalidad. En cuanto a aquellos que no usamos bolso, bueno, no cantemos victoria. Algo habrá que nos delate a nosotros también.
Estoy hablando del bolso.
Es curioso que algo tan accesorio llegue a definirnos tan bien -lo he podido comprobar recientemente-, como si con ello exteriorizásemos lo esencial de nuestra personalidad. Lo elegimos por razones puramente estéticas, que están basadas en nuestro gusto, y nuestro gusto forma parte de nuestra personalidad. Visto así no es tan extraño que nuestra estética nos dé pistas de lo que llevamos dentro.
Mara. 24 años. Estudiante universitaria. Desastre emocional que se extiende a los demás aspectos de su vida, desde su selvático dormitorio hasta el contenido del elemento que nos ocupa. Utiliza un "big bag" negro que, a pesar de su peso, lleva colgando del antebrazo. Dentro podemos encontrar desde los más razonables hasta los más absurdos elementos. Una cartera, un teléfono móvil, una cajetilla de tabaco vacía y una a medio acabar, varios mecheros que no funcionan y mi preferido, un rollo de papel higiénico, original sustitutivo del clásico paquete de cleenex que yo mismo he incluido en mi lista de indispensables.
Carmela. 24 años. Casi licenciada. "Pija alternativa", alma perdida que ansía encontrar su lugar en el mundo. En el proceso intenta ir ligera de equipaje, con un bolso pequeñito donde lleva lo justo. Tabaco, móvil y cartera.
Pili. 25 años. Periodista. La "chica buena", dulce, inteligente y responsable. Su trabajo le exige un bolso cómodo y funcional, que pueda combinar con su portafolios sin que abulte demasiado. Móvil siempre cargado a tope, carnet de prensa, maquillaje suave para retocarse cuando sea necesario, una grabadora, un bloc de notas y un bolígrafo.
Paula. 23 años. Recién licenciada. La "alegoría de la sinceridad". Es muy observadora, prueba de ello es el objetivo de la cámara fotográfica que lleva colgando de un hombro. Su carácter va parejo del afecto con que responde a sus amigos y es tan duro como el cuero con que está hecha su mochila, adquirida en una feria de artesanía, en cuyo interior nunca puede faltar el tabaco que calma sus nervios siempre a flor de piel.
Sabela. 23 años. La "despreocupación de ojos azules". Algún día aprobará las dos asignaturas que le quedan, mientras tanto vive la vida en una constante búsqueda de nuevos grupos musicales que descargar en su ipod, objeto clave de su iconografía personal, que lleva en un bolso encontrado en alguna tienda en Londres o Amsterdam, ciudades del mundo que mantiene como referentes.
Ana. 24 años. Trabajadora social. El tabaco que siempre está intentando dejar y un mechero siempre a punto son los dos únicos objetos que nunca faltan dentro de su bolso de mano. Estudiar unas oposiciones y volver a casa de sus padres tras no ser renovada en su último trabajo le está poniendo verdaderamente difícil desengancharse.
Conclusión: los ojos son el reflejo del alma. El bolso -o lo que se guarda en él-, sin embargo, lo es de la personalidad. En cuanto a aquellos que no usamos bolso, bueno, no cantemos victoria. Algo habrá que nos delate a nosotros también.
7 comentarios:
Yo tenía una mariconera de esas que estuvieron de moda un tiempo, pero me cansé de ella y ahora es el sitio donde guardo los condones y el lubricante. ¿Qué dice eso de mi personalidad? :)
Tus amigas tienen pinta de ser todas superideales. Seguro que si las conociera las adoraría a todas, jajaja.
Interesante y minuciosa descripción!! :) Lo había pensado alguna vez, pero al ponérmelo delante... ha quedado comprobado!!
pd1. Deben ser muy buenas amigas.
pd2.Mi bolso es un desastre. Hay de todo y nunca encuentro nada, como mi vida misma!
Un beso!
Qué lío, he borrado el comentario porque se ha subido dos veces, y ahora aparece como que lo he borrado!
Definitivamente interesante, jamas se me hubiera ocurrido escribir sobre eso, pero me llamó mucho la atencion, y antes de contarte como es mi bolso tengo una pregunta qeu hacerte, cuando dices "Cartera" te refieres a la billetera?, xq nosotros cuando decimos cartera es lo mismo que decir bolso..
En cuanto a mi bolso, siempre es un desastre, confieso que me intencion era comprarlo mas pequeño, pero solo habia unos pesos de diferencia entre el pequeño y el realmente grande que tengo, adentro lo primero que encontrás es una bolsa de esas en las que te dan ropa en los negocios, que tiene la funcion de darle un poco de forma a mi bolso, si bien es cuadrado su tela no es muy rigida, por lo cual recurrí a la bolsa, dentro de la bolsa encontramos:
•una caja de cigarrillos
•uno o dos encendedores
•una lapicera
•a veces un cuaderno considerablemente grande donde anoto casi cualquier cosa
•muchisimos boletos que jamas tiro, (no se porque nunca los tiro, y cuando los encuentro miro la fecha y recuerdo de cuando son)
•por lo general ahi esta el cargador de mi celular,
•mis llaves siempre las llevo ahi, •algo con que peinarme, sea peine o cepillo,
• algun caramelo
y creo que nada mas, son muchas cosas no?
besos, nos leemos luego
Hola! Estoy encantada de que te hayas encontrado mi blog por casualidad y de que te haya gustado. Yo me apunto tb el tuyo. Me ha encantado esta última entrada. En mi bolso siempre encontrarás, además de los clásicos (cartera, móvil, pañuelos de papel...), envoltorios varios de caramelos, de chicles, del tábaco, flyers, orquillas y cacao...esa soy yo. Espero volver a verte por mi blog. Yo seguiré pasandome por el tuyo.
Un saludo!
eres lo que llevas,llevas lo que eres..
(mi bolso,un big bag marrón con de todo....)
hum...pues yo llevo bolso/a de esas tipo militar verde...no se si llamarle bolso o bolsa...y dentro: un libro, un bloc de notas, movil, camara fotos, llaves, chicles, las bolsas para recoger la cacola de mi golden y la bolsa con sus premios...el ipod- raras veces, nunca me acuerdo-...buen fin de semana
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